La verdad es que no iba a hacerlo. No iba a comentar nada de los chochorts. Pero me he decidido a hacerlo por dos razones:
- Porque a pesar de que ya llevo dos veranos viéndolos, no me acostumbro. Estaba el otro día sentada con mi marido en una terracita de verano y aquello parecía NALGAMANÍA. Cantidad y cantidad de cachetes escapados de la telilla tejanera, que los sostiene intentando ver mundo facundo sin ningún tipo de timidez ni vergüenza. Se me queman las retinas ante semejante espectáculo.
- Porque creo que, si siguen acortándose más, se auto extinguirán, y es por dejar pruebas latentes de que existieron.
Lo siento, pero para mí esta ¿prenda? es un NO universal. ¿Por qué van las quinceañeras y veinteañeras vestidas como si se hubieran escapado de una película porno de los 90?
¿Por qué se hacen eso? ¿Por qué se empeñan en separar esas dos nalgas que han nacido y crecido juntas? Porque está claro que, si aquello causa un tirón separatorio por la parte de atrás, ni que decir tiene por la parte de delante. Lo veo y siento dolor ajeno – además de vergüenza, claro-.
De chochort a braga vaquera. De ahí a tangalón y estamos ya ahora mismo en una peligrosa versión del ‘pantanga’. Cuidado porque de aquí ya solo nos queda pasar al tanga-tejano de hilo y de ahí a su desaparición – y esperemos que extinción para siempre.
¿Qué necesidad hay de que te veamos hasta el inicio del esófago a través de esos shorts cacheteros? ¿Adónde ha ido a parar la seducción que lleva implícita la insinuación? Lejos, muy lejos, está claro. Ahora sales a la calle en plan: “Aquí dos apéndices que pedían aire” mientras tus nalgas aplauden al público en general y está claro que hay público que las aplaude a ellas.
No quedan bien a nadie, ni el mejor cuerpazo y culo más prieto luce ahí dentro, pero si pasas de los 20, ¡por Dios! Hazte el favor de obviarlos, el mundo será un lugar mejor sin la visión de tus nalgas al aire.
A pesar de que no me gustan nada de nada, si al menos estuvieran ‘ubicados’ en la playa podrían tener un pase. Pero no. Ahora resulta que enseñar culamen es urbano. Si no te pones un vestido de boda para ir a la playa… ¿por qué te pones unos pantangas para ir por la ciudad? Mal. Muy mal.
Y los que son de cintura alta…apaga. Es como si te hubieran tendido con dos pinzas. El pantalón sube y sube y tus nalgas bajan y bajan.
Por favor, ¿podría alguien parar toda esta locura? Estoy por pedir que caiga un meteorito y extinga todo NalgaWorld.
Me da igual que estés flaca-flaquita como que seas la prima hermana de Beyoncé… ¡no te los pongas! #LoSientoperoTeníaQueDecirlo
Tenéis nuevo post en mi otro blog: YONOSOYGENTE